jueves, 26 de septiembre de 2013

Balcanizando la red: El riesgo de las leyes anti-Internet

El 18 de enero de 2012 asistimos a una protesta sin precedentes alrededor del mundo. Los usuarios de internet levantaron la voz y se opusieron al proyecto de ley SOPA (Stop Online Piracy Act) que   se buscaba aprobar en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos. Fue tanta la presión en la red (desde el apagón de Wikipedia hasta los millones de tweets y status en Facebook dedicados al tema) que la impopular minuta, junto con su hermana gemela PIPA (Protect IP Act), se tuvo que poner en el congelador. El principal promotor de esta propuesta, Lamar S. Smith, señaló que la ley sería revisada, y muchos de los grupos y empresas que la apoyaban tomaron pronta distancia. El poder social de la red se dejó sentir nuevamente; sin embargo, la pregunta que queda en el aire es cuánto tiempo más durará esto.

Y es que el florecimiento repentino de propuestas de ley que buscan la protección de contenidos con derechos de autor y el combate frontal a la piratería en diversos países del orbe, pareciera enfocarse más a limitar las capacidades de la red para la libre expresión de las ideas. De allí emana tanto la sospecha, como el peligro: ¿qué hay detrás de estas leyes, quiénes se beneficiarían de ellas y, sobre todo, cómo nos afectaría que proyectos como SOPA o PIPA sean aprobadas en un futuro cercano?

Las leyes anti-Internet: ¿quién gana y qué perdemos todos?
Durante el año pasado quedó demostrado (sobre todo vía las redes sociales) el poder social y   político que se puede gestar en Internet: laPrimavera del Jazmín, los indignados, los movimientos Occupy, el uso señalativo de Twitter… El mundo presenció el nacimiento de la consciencia social en la red, la metamorfosis del mayor escenario de entretenimiento del orbe al foro de expresión libre más grande y significativo de la historia.
Era sólo cuestión de tiempo antes de que cualquiera con poder viera en esto la gran amenaza. No aquella que viene disfrazada de terroristas árabes, economías asiáticas, inmigrantes invasores o narcotraficantes sanguinarios: más bien un peligro que es más realista y peligroso, y que en algunos casos usa solamente una laptop, una máscara de Guy Fawkes y una conexión WiFi. La libertad de expresión verdadera.
Y es que no se necesita ser un Mubarak o un Gadafi para darse cuenta de la amenaza que conlleva que los ciudadanos se expresen con entera libertad en la red. Basta y sobra con que seas Javier Duarte, y gobiernes Veracruz, para que busques espacios vacíos en la ley que te permitan balcanizar a Internet como foro de expresión, arremetiendo de paso contra todo aquel que represente un potencial peligro. Aunque, claro, desde un presunto marco legal.
Porque es allí donde radica el primer gran peligro de que se limite la red por medio de leyes que rayan en el absurdo absoluto: se pierde el espacio de expresión más libre que ha existido, todo ello bajo el argumento que enviarás ilegalmente una copia de The Dark Knight Rises a tus amigos en unos meses, o de que pondrás como fondo una canción de Arcade Fire en el video de tu cumpleaños, y que eso dejará en la bancarrota a los nobles artistas y a las siempre desinteresadas compañías que les financian. Nada es más ridículo ni más falso que eso.
El otro gran peligro viene de la mano del primero, y como si se tratara de un Big Brother orwelliano, toca los límites de lo grotesco: como muchos saben, una de las tantas (y francamente disparatadas) medidas se pudieron llevar a cabo si la SOPA o la PIPA se hubiesen aprobado hace algunos días, incluía el cierre de cuentas de correo, transferencia de archivos e información (tal es el caso de Dropbox) y el bloqueo del servicio de Internet por parte de los proveedores a particulares, en caso de encontrarse anomalías recurrentes, tales como el intercambio de material o datos protegidos, violaciones a derechos de autor, y todo aquello que no dejara una ganancia a los grandes conglomerados de tecno-entretenimiento americanos, como Disney, Apple o Warner.
Para lograr este siniestro objetivo, se llevaría a cabo un monitoreo preventivo permanente en la red por parte de las autoridades estadounidenses; monitoreo que no sólo representaba una flagrante violación a todos los derechos personales y de privacidad en línea, sino un espionaje franco e indiscriminado contra cada usuario de Internet. Era mantenernos siempre vigilados, puesto que mañana podríamos cometer el gran delito de descargar la nueva canción de Lady Gaga.
Y es que en el fondo, más que cazar a jóvenes que estuvieran compartiendo el último hit de The Strokes por medio de Megaupload o desarrollando el nuevo Jailbreak del iPhone, todo indica que ciertos intereses particulares se estaban previniendo contra una Primavera Árabe en Nueva York, o contra más chavos en las filas de Anonymous. Porque no olvidemos que Wikileaks tuvo lugar en la red, ni que en Twitter y Facebook muchos denuncian las incontables masacres que tienen lugar día a día en nuestro país, tanto por parte del crimen organizado como de las fuerzas armadas.
Es allí donde todo se ajusta: la idea de la libre expresión en Internet claramente le desagrada a más de un gobierno y a sus representantes, y ante ello, no hay nada mejor que trasladar el concepto bushiano de “guerra preventiva” a la red, utilizando las leyes para afectar tanto a los usuarios como al espacio donde éstos conviven. Tenga lugar esto en Estados Unidos o en México, Internet está en casi todos lados: la World War Web la pelearán los gobiernos contra los usuarios. Pues, como diría Maquiavelo, más que acabar con un viejo amigo, tratarán de matar a un nuevo enemigo.

Internet: espacio cultural y arena política
La historia todos la conocemos y la protagonizamos día con día. Internet es la herramienta comunicativa más dinámica de la historia, y con el tiempo se ha vuelto a tal grado parte de nuestra cotidianeidad, que muchos sencillamente ya no imaginan su vida sin ella. Porque Internet dejó de ser únicamente un espacio para acceder e intercambiar información, datos y contenidos diversos, y se ha vuelto un foro abierto, escenario virtual dinámico donde lo social se ha transferido a un grado insospechado. Y es que, con el paso
de los años, hemos empoderado a Internet como espacio cultural y arena política, a tal grado que muchos sencillamente ya no se sienten cómodos con la idea de que se gesten y reproduzcan ideas nuevas o revolucionarias en un espacio virtual que no pueden controlar.
Ante esto, los ataques desde contextos cercanos ya se han dejado sentir: crear nuevos impuestos al servicio, monitorear las actividades digitales de la población, censurar expresiones contrarias a gobiernos en turno bajo el previsible y ridículo argumento de terrorismo, y otros nuevos, como la ley Döring, se encuentran en el tintero. Sin embargo, todas ellos (incluidos la SOPA y la PIPA) han cedido ante un enemigo claro y común: nosotros, vía el ciberactivismo.
Internet, como escenario es (contrario a la televisión dominada por intereses de unos pocos), arena activa del pensamiento, la reflexión y la expresión de las ideas libres de todos. Y es claro que más de uno le tiene miedo a las ideas libres de la gran colectividad mundial.
Originalmente publicado en IBERO Revista de la Universidad Iberoamericana, No. 18 Feb-Mar 2012

lunes, 23 de septiembre de 2013

Online and on the streets, Mexico youth protests grow as election looms

*Por Catherine E. Shoichet/CNN

They sport purple hair and piercings, plaid shirts and plastic aviator glasses. A guy with dreadlocks totes a bongo drum.
Five weeks ago, they were scrambling to finish homework assignments and studying for exams at Mexico City's Iberoamerican University. Before then, many of them had never met.
Now, the students huddle in a tight circle at a weekend protest, stack their hands in the middle and belt out a school cheer: Wolves, howling, on the path to truth. Ow-ooo. Ow-ooo. Ow-ooo.
They have become high-profile protagonists in a swelling youth movement that has drawn attention from the nation's presidential candidates and added fuel to the political frenzy leading up to Sunday's vote.
They protest by day and plan by night, using social media as a key weapon in their offensive.
A video they made has garnered more than 1.1 million views on YouTube. Three of four candidates squared off in an online presidential debate they helped organize. Thousands of youth across the country are wearing T-shirts and waving signs that support them.
"It's like a storm, getting stronger," says Luis Gregorio Sosa, a 25-year-old graduate student who marched in Sunday's protest in the nation's capital. "It's the first time in a long time that young people have raised their voice."

Mexico's 'lost generation'
By the numbers, the picture for Mexico's young people is bleak.
Analysts point to them as the most common casualties in a brutal drug war that has claimed more than 47,500 lives in fewer than six years.
And the unemployment rate of those aged 15 to 24 is nearly 10%, double the national figure.
"Being young, poor and living in the wrong place adds up to a death sentence," academic Alberto Aziz wrote in a 2010 column for Mexico's El Universal newspaper.
Officials estimate that millions of young Mexicans neither study nor work. They are known the ninis -- Spanish for neither, nor. Some have called them Mexico's "lost generation."
"Many young people, when they finish middle school, they are left for years with no direction," says Norma Escobar, strategy recruitment director at the Manpower employment agency in Mexico City.
The problem is so prevalent that government-sponsored youth addiction centers across the country offer brightly colored brochures for ninis alongside handouts that warn against smoking, alcohol and drugs.
"If they ask you, 'do you work or do you study?' and you cannot answer, this information is for you," the brochure's cover says.
"Between 7 and 9 million youth like you neither study nor work," the brochure says, advising readers to try different activities like playing sports, volunteering or learning a language.
More than 100 government-sponsored Juvenile Integration Centers across the country have programs aimed at keeping ninis off the streets.
"Our goal is to keep them from falling into the world of drugs," says Juan Ramiro Vazquez Torres, a regional coordinator based in Mexico City.
If they don't, the consequences can be dire.
Last year, a judge sentenced a 14-year-old boy to three years in a correctional facility after he was found guilty of torturing and beheading at least four people while working for the South Pacific drug cartel.
Mexican youth are "the most affected not just by unemployment, but also by the lack of health care coverage, discrimination, violence and the fight against organized crime," according to a study released in April by Metropolitan Autonomous University sociology professor Enrique Cuna Perez.
Those same factors discourage young people from believing in the country's democracy, he says.
About a third of Mexico's 79.4 million registered voters are between the ages of 18 and 29.
According to Cuna's study, 75% of young Mexicans surveyed said they weren't planning to vote in this year's presidential elections.

'Like trying to put out a fire with gasoline'
Young faces flash by in the video, one by one.
Bunk beds and pink wallpaper and photo collages appear behind them.
They say their names and hold their school IDs and repeat, "We are students from the Ibero."
Days earlier, they booed and chanted "get out" when presidential candidate Enrique Peña Nieto visited the Iberoamerican University.
Officials from Peña Nieto's campaign quickly dismissed the May 11 protest, saying the outbursts were not from students but from outsiders dragged there by political operatives to cause commotion. As he rushed out to a waiting car, the candidate told CNNMexico he did not believe that the protesters were genuine.
"That," says 22-year-old communications student Federico Gomez, "was like trying to put out a fire with gasoline."
Three days later, the students fired back on social media, promoting a video on YouTube titled "131 students from the Ibero respond."
The day the video went up, it became a trending topic on Twitter, says Rodrigo Serrano, one of the students who helped edit it. In 24 hours, it was viewed half a million times.
Students at other universities quickly showed their solidarity, posting links to the video on Twitter and Facebook with the hashtag #YoSoy132 (I am 132).
That small catchphrase became the name for something much larger. What started with 131 students at one school in Mexico City has expanded into a political movement that includes more than 100 universities throughout the country.
#YoSoy132 has committees and meetings, strategies and spokesmen.
Its activism moves fluidly from social media to the streets, with tens of thousands of students marching in numerous demonstrations in Mexico's capital and throughout the nation.
Support for the movement extends beyond Mexico's borders. A post on an Occupy Wall Street website last month called on supporters of the U.S.-based movement to "express solidarity with the Mexican Spring."
Students from the Ibero say they hoped to draw attention to their cause but never expected the group to grow so large or so fast.
"I never thought I'd see something like this in my generation," says Sosa, the grad student.
He notes there are parallels -- but also significant differences -- between the Mexican youth protests and the so-called Arab Spring demonstrations that toppled governments in the Middle East.
"We are not clamoring for democracy like they are," he says. "We are defending our democracy."
Sosa and other participants in the movement say #YoSoy132 has no political affiliation but opposes the candidacy of Peña Nieto, whose Institutional Revolutionary Party ruled Mexico for more than 70 years until it was ousted in 2000 elections.
They also criticize Mexican networks Televisa and TV Azteca, which control more than 90% of the market in a country where the vast majority of people still get their news and information through broadcast television.
Protesters say Televisa and TV Azteca have showered Peña Nieto's campaign with favorable coverage. The broadcasters deny it, saying each candidate has been given equal time.
Sharp rebukes of the student movement have continued to come from Peña Nieto's campaign and supporters, who accuse the students of being partisan, disingenuous and disrespectful.
When #YoSoy132 hosted an online presidential debate this month, Peña Nieto sent a letter declining the movement's invitation to attend, saying, "the group's political position against me and my proposals ... does not guarantee the space of neutrality that is required to conduct a debate in conditions of equality."
But the other three candidates attended, with the surge in youth activism drawing attention from both ends of the political spectrum.
Josefina Vázquez Mota of the conservative ruling National Action Party has pledged to make young people an integral part of her government.
"I am not going to consult with young people," she told a separate online town hall meeting this month. "I am going to ask them to come build with me."
Andres Manuel López Obrador of the left-wing, opposition Democratic Revolution Party recently told a crowd of young supporters that he understood why they were clamoring to be heard after years of policies that left them unemployed and undereducated.
"The role you are playing is fundamental," he said, "because young people have been sacrificed all this time."

Pushing for Internet access
A sea of students marches past the offices of some of Mexico's largest newspapers on Sunday, a week before the presidential vote. About a dozen students from the Ibero's 131 are among them.
As the crowd walks by an intersection known as the Corner of Information, they call out in unison, "We are not one. We are not 100. Sold-out press, count us well."
Federico Soto bangs on a bongo drum, chanting with the crowd.
He and many of those around him are pushing for more Mexicans to turn to the Internet and social media for their news rather than relying on traditional outlets.
Media bias, they argue, is a problem that goes beyond campaign season -- and a problem that more widespread Internet availability could solve.
"We want free Internet, accessible for everyone," Soto says.
About 95% of Mexican homes have a television, while 22% have Internet service, according to the country's 2010 Census.
"There are still many people without connections, and the connections we have are costly and of poor quality," says Raul Trejo Delarbre, a professor who studies social media at the National Autonomous University of Mexico.
It's no surprise that #YoSoy132 would be pushing for more Internet access, he says. The social media skills of its members have been a key part of their success.
"This movement is made of young people who have grown up with the Internet," he says. "It is a continuation of their daily space."
But social media savvy isn't enough to maintain a movement, says Trejo. The leaderless group -- accused by critics of lacking direction -- must better define its main demands, he says.
"We'll see what happens after the elections," he says.

'This is the beginning'
Members of the movement say they're committed to its staying power, no matter what happens Sunday.
"We are ninis," one demonstrator's sign says at Sunday's protest. "We neither give up nor shut up."
Nearby, a girl with blue streaks in her hair and braces on her teeth hoists a huge, hand-painted sign.
"Mexico woke up," it says in curvy letters surrounding an image of a flowering cactus.
The girl holding the sign, Selene Galindo Enriquez, says she woke up too after she saw the Ibero students' video online and then starting doing more research.
"I realized there were other people who think the way I do," says Galindo, 20, who plans to vote for the first time Sunday.
Her friends tried to dissuade her from participating in the movement, telling her it was a waste to spend time with people "who make noise but don't know why." But she started coming to protest marches and other #YoSoy132 events anyway, her mother at her side.
"We'll see what happens, because who knows how many of us there are," she says. "This is the beginning of many things."
Someone shouts into a megaphone, "Let's go to Televisa," and the crowd of protesters winds down a side street toward the media giant's studios.
This time, the Ibero students opt out. There is only a week until the election and much to be done. More social media campaigns. A protest the day before the vote. Training election observers.
They pile into cars and pull away from Mexico City's main drag but minutes later cross paths with throngs of protesters, marching toward the television station to protest its coverage.
Demonstrators file across the street wielding banners that say "Turn off your television, turn on your brain" and "We are more awake than ever." Many wave signs saying "#YoSoy132."
One of the Ibero students, Federico Gomez, pounds his car horn in a show of support. The crowd cheers. He sticks his arm out the window and pumps his fist in the air as traffic cops wave him past.
Sosa sits in the passenger seat, flipping through the pages of a comic book and skimming his Twitter feed. A pop song blares through the car's speakers:
Tonight
We are young
So we'll set the world on fire
We can burn brighter 
Than the sun…
They are on the way to a classmate's house to plan the group's next move.

® Derechos Reservados. Originalmente publicado en CNN International (28/06/2012).

Los jóvenes y la política: El movimiento #YoSoy132

*En co-autoría con Pedro Flores Crespo (INIDE/UIA).

En esta ocasión, Observatorio Ciudadano de Educación pone a discusión un tema que ha ocupado los medios de comunicación en los dos últimos meses y que nos ha hecho reflexionar sobre el futuro de nuestra democracia: El papel de los jóvenes en la política y el surgimiento del movimiento #YoSoy132.
La movilización de los jóvenes, la mayoría de ellos estudiantes universitarios, le imprimió un tono muy distinto a un proceso electoral poco atractivo y que parecía definido de antemano. Los jóvenes capitalinos y de otras ciudades de la República se encargaron de poner en entredicho el papel de los medios de comunicación masiva en las elecciones, la forma de gobernar de algunos políticos y la necesidad de que los ciudadanos contemos con información transparente y objetiva. No pocos comunicadores, políticos, académicos, intelectuales y medios han reconocido la labor de los jóvenes y por ello, es necesario conocer más de este grupo de la población mexicana.

Identidad juvenil en formación

Corrientes del pensamiento contemporáneo como la contracultura y el posmodernismo han sugerido caracterizaciones y caricaturizaciones de los jóvenes que deben ser revisadas. Mientras los contraculturales ven a los jóvenes como los transgresores sociales por excelencia (los rebeldes inconformes del estatus quo, que representa la hegemonía adultocéntrica), los posmodernos los describen como entes pasivo-estatistas, sublimados y cuasi-hipnotizados por la asfixiante presencia de tecnología en sus vidas. Ambas concepciones han propiciado que en el imaginario actual se aplique ampliamente la idea del joven como el rebelde o el zombie, y casi nunca la del ciudadano del mundo con ideas y capacidades producto de la reflexión y la crítica (Heath y Potter, 2004; Lipovetsky, 2006).
Las visiones contraculturales y posmodernas parecen empezar a ser cuestionadas a partir de las movilizaciones políticas que los jóvenes universitarios están conduciendo no sólo en México, sino en distintas partes del mundo. Surgidas de la red mundial Internet, diversas demostraciones de rechazo y protesta han hablado en contra de la desigualdad, de las asimetrías de poder y privilegios de unos cuantos para refrescar el discurso sobre la democracia, identidad y desarrollo (Sosa, 2012). Ahí tenemos a la Primavera del Jazmín, los movimientos Occupy, las protestas estudiantiles sudamericanas, los indignados españoles y ahora en México, el movimiento #YoSoy132 que se ha encargado de manifestarse en contra de la monopolización de los medios, de la corrupción, del actuar de los políticos y de la falta de una democracia participativa.

El México del joven #YoSoy132
Un joven que participa en el movimiento #Yo Soy132 no vivió la época en que el presidente de la república era el “señor todopoderoso”, pero quizás sí recuerda imágenes de los asesinatos de políticos priístas, el alzamiento zapatista y las consecuencias de la terrible crisis económica de 1994. Ese joven rondaba los 10 años cuando escuchó que México iba a ser plenamente democrático porque el PRI estaba fuera de Los Pinos y que llegaba el “gobierno del cambio” encabezado por un político no tradicional: Vicente Fox Quesada.
A los quince años, ese joven seguramente presenció la polarización social y política que causaron los principales actores políticos en la campaña presidencial de 2006 y luego escuchó la palabra “fraude”, la cual ha sido utilizada recurrentemente en la historia política y electoral de México. Su sorpresa quizás fue mayor cuando por televisión vio que todos se declararon vencedores de la contienda electoral, aunque sólo uno pudo ceñirse la banda presidencial entre empujones y jalones de los legisladores.
El joven del movimiento #Yo Soy132 ha vivido este sexenio entre las noticias de las crisis económica mundial, el desempleo, los ninis, las impactantes imágenes de los “operativos” militares, las “daños colaterales” y la creciente intromisión de los medios de comunicación masiva en la arena política. Este escenario es terreno fértil para el surgimiento de movimientos de protesta y acción política. #YoSoy132 representa justamente una de esas expresiones que no están de acuerdo con las condiciones de vida que ellos y la población en general tienen. Así que los jóvenes, mucho de ellos universitarios, decidieron organizarse para protestar, en primer lugar, por el estado de cosas y en segundo, para tratar de delinear caminos de solución a los problemas que nos aquejan a los ciudadanos.
Los jóvenes como actores (pero no de telenovela)
En medio de una campaña presidencial poco atractiva, irrumpió en la Ciudad de México un movimiento de estudiantes universitarios que demandaba que no se les tachara de “intolerantes” y “manipulados” cuando, ejerciendo su derecho, rechazaron las propuestas de Enrique Peña Nieto, candidato de la Coalición  Compromiso por México la cual está formada por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM). Como se recordará, Peña visitó el viernes 11 de mayo de 2012 la Universidad Iberoamericana (Ibero) para participar en el foro Buen Ciudadano Ibero.

Recibido en medio de protestas tanto dentro como fuera de la universidad, la presencia del candidato del PRI aquel día en la Ibero distó mucho de los escenarios a los que este estaba acostumbrado: zonas de confort político distantes de la crítica reflexiva que impera en algunos espacios universitarios. ¿Por qué asumir que el ambiente de una universidad puede ser controlado en función de la imagen de un candidato a la presidencia de la república? La protesta nace justamente en ese microcosmos, el cual se vio invadido por personas externas a la Ibero que repartían propaganda priísta y que en muchos casos, según se sabe, ofrecieron dinero a los universitarios para “no hacer preguntas críticas al candidato”. ¿Debe aceptar calladamente un joven universitario este intento de soborno? Intentos como éste fueron lógicamente, descomponiendo el guion de la visita de Peña Nieto en la Ibero.
Después llegaron los choques de jóvenes con personal de seguridad del candidato, que les retiraba sus pancartas de protesta o los quería silenciar. El punto máximo de la protesta ocurrió cuando Peña Nieto asumió la responsabilidad por uno de los actos más violentos de su gobierno en el Estado de México: El caso de Atenco, el cual aún está recibe quejas de demandas por vejaciones a mujeres y violaciones a los derechos humanos.
A su salida del auditorio, Peña Nieto fue fuertemente cuestionado por los jóvenes y por miembros de la comunidad universitaria y ahí acabó el sueño de que la campaña sería tersa y el triunfo fácil. En ese momento, fueron evidentes dos formas de comunicación. Por un lado, el periódico El Sol de México tituló la nota de esta manera: “Éxito de Peña Nieto en la Ibero pese a intento orquestado de boicot" y La Prensa, más animosa declaró, ¡Supera Boicot!; por otro, en las redes sociales (Twitter y Facebook sobre todo), los jóvenes ofrecían versiones distintas a los medios de comunicación tradicionalmente unidos al PRI.

Pero el uso de los medios alineados con la cultura priísta se aderezó con expresiones como la de Pedro Joaquín Coldwell, líder nacional del PRI, quien minimizó y satanizó de inmediato las manifestaciones diciendo que sólo era “un puñado de jóvenes que no son representativos de la comunidad de la Ibero” y que se “asumió una actitud de intolerancia respecto a los planteamientos que hacía nuestro candidato”. Ante ello, el 14 de mayo se difundió en YouTube un video en que 131 jóvenes que habían participado en los eventos del viernes 11 se identificaron como estudiantes de la Universidad Iberoamericana, y con credencial en mano, respondieron a los “políticos y medios de comunicación de dudosa neutralidad”. El boom en las redes sociales fue inmediato, y la dimensión brutal: en videos y tweets comenzó a utilizar la consigna “Yo soy 132[1] para demostrar apoyo y solidaridad hacia los estudiantes de la Ibero, quienes como grupo se constituyeron en un colectivo al que más tarde llamarían Más de 131.

Pluriclasismo y objetivo principal
Al colectivo Más de 131 le siguieron más estudiantes de universidades como el Tec de Monterrey, Anáhuac, ITAM, UNAM, IPN y UAM, el Colegio de México, Instituto Mora, Ciesas. Así el viernes 18 de mayo se convocó a realizar una protesta de las instalaciones de la Ibero a Televisa Santa Fe y del ITAM a Televisa San Ángel, ambas en la ciudad de México. El reclamo principal de estos jóvenes de origen social y económico diverso, era avanzar en transparencia informativa, así como demandar que el debate entre los candidatos fuera transmitido en cadena nacional. Con estas demandas circulando por todos los medios, el 19 de mayo se organizó la primera marcha contra el candidato Enrique Peña Nieto, la cual pese a tener una convocatoria socialmente abierta, fue encabezada en su mayoría por los jóvenes.
El éxito de estas manifestaciones, la cobertura mediática que logró, el fortalecimiento y unión entre grupos estudiantiles de la capital y de diversos estados de la república, dieron pie a que se comenzara a hablar de una Primavera Mexicana (en alusión a la Primavera Árabe o Primavera del Jazmín que tuvo lugar en 2011 en los países de medio oriente y norte de África). Con la sensación de que las protestas estaban abriendo espacios de reflexión y discusión, los jóvenes empezaron a corroborar la importancia del actuar ciudadano y vino otra marcha más, ahora el 23 de mayo. Ésta tuvo como punto de origen la Estela de Luz y se dirigió hacia el Ángel de la Independencia y las instalaciones de Televisa Chapultepec para terminar en el Zócalo. Desde ahí se lanzó el pliego petitorio del movimiento, que incluía uno de los principales objetivos: la democratización de los medios, sobre todo en la televisión nacional.
Una semana después, el pliego petitorio se extendió gracias a la realización de la primera Asamblea 132, que estuvo integrada por 15 mesas temáticas y que tuvo lugar en Ciudad Universitaria. En este lugar, el movimiento fijó su postura ideológica y política. Los jóvenes se piensan herederos de las crisis económicas, de los fraudes electorales, de las luchas estudiantiles de 1968 y 1971, de las represiones durante la guerra sucia de los años 70, así como de las matanzas de Acteal y de las protestas de Atenco y Oaxaca. Sin darle mayores vueltas al asunto, #YoSoy132 se declaró estar en contra de la reinstauración del viejo régimen, cuya cara actual es el candidato priista, Enrique Peña Nieto: "No es odio ni intolerancia contra su nombre”, se dijo “sino hartazgo e indignación ante lo que éste representa".

Logros y retos: Una llamada para profundizar la democracia
A nuestro juicio, este movimiento juvenil inaugura avenidas de cambio al hacer aparecer nuevos sujetos en las protestas (estudiantes de universidades privadas), nuevos contrincantes (poderes fácticos como los medios masivos), nuevos espacios de protesta (las calles del afluente barrio de Santa Fe y Ciudad Nezahualcóyotl) y nuevos medios de protesta como las TIC y los mensajes masivos por estos medios secundarios.
El movimiento #YoSoy132 ha tenido, además, al menos cuatro logros específicos. Primero, haber logrado que Televisa y TV Azteca, las empresas televisivas cuestionadas por los jóvenes, hayan transmitido por sus canales de alta audiencia el segundo debate entre los candidatos presidenciales. Segundo, hacer que Enrique Peña Nieto hiciera mayor énfasis en su compromiso por no utilizar formas de gobierno autoritarias ante la disidencia. Tercero, haber logrado que el Instituto Federal Electoral ampliara el tiempo para registrarse como observador de casilla y cuarto, haber organizado un debate entre los candidatos presidenciales con un formato más ágil que los realizados por las instancias oficiales. A este último debate, no acudió Peña Nieto alegando que no veía condiciones de imparcialidad.
Pese a los logros, quedan enfrente muchos retos. El más evidente será encajar con otros movimientos políticos que sean contrarios al PRI como el lopezobredorismo o el panismo. En ello, hay riesgos y ventajas. Otro reto será enfrentar la radicalización de algunos miembros y soportar el asambleísmo, que es típico de cualquier movimiento social. Rebasar estas prácticas va a delinear los contornos de un movimiento que parece distinto a lo que hemos visto comúnmente en las universidades mexicanas. Éste es un movimiento que busca interpelar al próximo presidente de la república, no sólo a la autoridad universitaria.

Mientras el cambio hacia dentro del movimiento ocurre, hay graves riesgos afuera. La represión y hostigamiento a los jóvenes va en aumento. Tras las protestas contra el candidato priista en los estados de Coahuila y Veracruz hubo represión por presuntos miembros del PRI estatal. En Guanajuato, Zacatecas y Morelos también fueron golpeados jóvenes por los equipos de campaña de algunos alcaldes priistas (Reforma, 24/06/12 nota de Jorge Escalante y Héctor González). Las amenazas y denuncias contra miembros del #YoSoy132 y sobre todo, contra el colectivo de la Ibero son recurrentes. A este clima de hostigamiento - que busca coartar libertades política irrenunciables -, se agregó la agresión física por parte de simpatizantes de Enrique Peña Nieto (trasladados en más de 300 microbuses desde el Estado de México) contra miembros del movimiento #Yo Soy132 que desplegaron una manta en forma de playera con el lema “México #132” dentro del estadio Azteca.
Ser hostigado por manifestarse libre y abiertamente es un riesgo que un país como México ya no debería ocurrir. Por ello, el movimiento #YoSoy132, aparte del entusiasmo que despertó y las lecciones que ofrece, también es útil para señalar la imperiosa necesidad de profundizar la democracia mexicana a través de la consolidación de sus principios básicos como la libertad de expresión y la crítica pública y abierta.
Al momento de escribir estas líneas, #YoSoy132 se encuentra realizando asambleas para fijar una postura y delinear una agenda de cara a la elección del 1 de Julio y al eventual resultado de la misma. En la Asamblea del 26 de junio, se determinó realizar una marcha que partirá del Monumento del Coyote al palacio municipal de Nezahuacóyotl, una movilización nacional para el 30 de junio, que se realizará simultáneamente en la capital del país y en diversos estados de la república. Esta marcha, según La Jornada, se mantendrá como un “acto apartidista, pacífico y respetuoso de la ley” (nota de Laura Poy, 27/06/12). También se reporta que el 6,7 y 8 de julio habrá un encuentro nacional de estudiantes en el estado de Morelos.
Pareciera que los jóvenes están pensando en una agenda política amplía e inclusiva que vigile de manera puntual y objetiva al gobierno en turno. De realizarlo, los jóvenes mexicanos estarían dando una lección de inteligencia y democracia. Con su acción y sensatez podrían borrar la caricatura del muchacho revoltoso contracultural que prefiere salirse del sistema para formar su propio universo de placer y de confort. Al igual que los indignados españoles, parece que los jóvenes del #YoSoy132 no pretenden derrumbar “el sistema”, sino transformar uno que aún con sus terribles deficiencias, les otorga la libertad de manifestarse y protestar. ¿Qué rumbo tomará el movimiento en el futuro? Sería apresurado decirlo. Ya ve Usted que aquellas teorías que concebían a los jóvenes como apolíticos y conformistas fracasaron ante la realidad de México.

[1] De ahí el origen del término #YoSoy132, que no es sino un hashtag que se utilizó en Twitter con este propósito.

Referencias
Heath, J. y Potter, A. (2004) The Rebel Sell: Why the culture can´t be jammedCapstone: Londres.
Lipovetsky, G. (2006). Lo sociedad de la decepción. Anagrama: España.
Sosa. L. G. (2012). “Balcanizando la red: el riesgo de las nuevas leyes internet”, Revista Ibero, no. 18, pp. 24-25, febrero-marzo, México.

® Derechos Reservados. Originalmente publicado en Observatorio Ciudadano de la Educación (27 de Junio de 2012)

#Yosoy132: Entre la ilusión y la realidad

*En co-autoría con Pedro Flores Crespo (INIDE/UIA).

Escribimos a partir del entusiasmo que nos causó la marcha #Yosoy132, la cual se realizó el pasado 23 de mayo en donde miles de jóvenes marcharon de la Estela de Luz —ya rebautizada por el ingenio popular como la “suavicrema”— al Zócalo capitalino, con escala en Televisa Chapultepec.
La movilización juvenil está despertando esperanzas de cambio, reflexiones sobre nuestra débil democracia, temores y alguna que otra nostalgia. ¿Estamos presenciando el inicio de un nuevo ciclo democrático en México? ¿Perdurará el esfuerzo juvenil cuando entre en contacto con otros movimientos políticos o serán éstos, los que anulen la Primavera Mexicana? Aún es pronto para responder a estas preguntas, sin embargo, quisiéramos resaltar cinco puntos para contribuir a la discusión sobre la actitud juvenil de estos momentos.

¿Apartidismo o antipeñismo?
Durante su presentación en el programa Tercer Grado, Enrique Peña Nieto (EPN) afirmó que en la marcha de ese día hubo de todo. Marchistas en contra de “su servidor”, apartidistas y jóvenes pugnando por el derecho a la información y la transparencia. Los medios electrónicos de Televisa hicieron eco a lo dicho por el candidato priísta y presentaron en sus programas a oradores que decían que no “apoyaban o rechazaban” a un determinado candidato a la presidencia de la república. Sin embargo, al estar ahí, era claro que la marcha era antipeñista; se dejaba ver en las pancartas, las consignas y el clamor generalizado de los participantes. El discurso contra EPN rebasó por mucho la idea inicial de que la movilización navegaría con la bandera del apartidismo.
Y no podía ser de otra manera: el punto de ignición de esta marcha fue la visita de Peña Nieto a la Universidad Iberoamericana. Aquí fue donde, después de hablar de sus propuestas y de sus particulares formas de gobernar, los estudiantes rechazaron la opción política que él y su partido representan. Ahora, repentinamente, el discurso contra el candidato del PRI parece incomodar a algunos manifestantes. Quizás esto tenga explicación por la cobertura mediática que ha tachado, erróneamente, a los universitarios antipeñistas como porros, manipulados y revoltosos.
Cambiar el discurso para tratar de ser políticamente correcto le podría restar legitimidad al movimiento estudiantil, quitar seguidores y lo más grave, complicaría la creación de una coalición mayoritaria que busque impedir el regreso del viejo régimen. ¿O acaso muchos de los marchantes seguirían asistiendo a manifestaciones que no fueran contra Peña Nieto? Por favor, “no se hagan bolas”, las marchas son claramente antipeñistas.

¿Quién catalizará el antipeñismo?
Una vez que los jóvenes rechazan a un candidato presidencial, que además es el puntero en las encuestas, tendrán que definir a quién elegir en su lugar. Si no quieren que regrese el PRI, como claramente lo manifestaron en la marcha, ¿a quién le darán su voto? Lo más lógico, a nuestro juicio, sería votar por el candidato o candidata que esté más cerca de Peña Nieto para poder restarle votos. Ahora, en caso de que ningún candidato los convenza, podrán anular su voto. Esto último es altamente posible. ¿Cómo podemos esperar que los estudiantes elijan a una élite política que no honra su palabra y que confíen de la noche a la mañana en ellos? Más aún, ¿cómo esperar que toda una generación de votantes apoye a candidatos que constantemente los subestiman? Andrés Manuel López Obrador, por ejemplo, declaró que le “sorprendía” la reacción de los universitarios con lo que dejó ver el poco valor que le otorga a la capacidad de la juventud para actuar y movilizarse. No todos somos Juanito.

Y si Peña gana, ¿qué sigue?
El escenario más probable es que Peña Nieto gane la elección presidencial. No es nuestro deseo, pero eso indican todas las mediciones de intención de voto. ¿Qué harán los jóvenes entonces? Algo preocupante en la marcha era escuchar consignas tales como “si hay imposición, habrá revolución”. Nuestra pregunta es, siguiendo a Alan Moore, ¿hasta dónde llega una revolución? Si la revolución a la que los jóvenes inconformes hacen referencia significa mutar de piel para florecer como ciudadanos críticos ante el actuar de cualquier gobierno, algo habremos ganado. Esta construcción ciudadana implicaría una vigilancia puntual y objetiva del desempeño del gobierno en turno.
Sin embargo, si la “revolución”, por otro lado, implica violencia, vandalismo, cierre de avenidas, lloriqueos, gritos, delirio y construcción de teorías complotistas, que tanto fascinan al mexicano y algunos medios de comunicación de izquierda, entonces los jóvenes y todos, habremos perdido. Siempre es más fácil destruir los trenes que hacerlos llegar a tiempo. Nuestra débil democracia está en peligro tanto por la llegada del PRI como por la irresponsabilidad de algunos grupos de la sociedad que, como bien afirma Jorge G. Castañeda, no saben distinguir entre una afirmación de hechos, entre una encuesta y un anhelo, entre un gobierno y una televisora o entre un lugar y un momento.

¿Exclusividad de propósitos?
Si la mayoría de los marchistas son jóvenes y antipeñistas, ¿cómo darle espacio a otras voces inconformes? Una marchista comentó que “le cagó ver a [Javier] Sicilia”, el poeta que lidera el Movimiento por la Paz con Dignidad y Justicia. ¿Es el movimiento de estudiantes exclusivo? ¿Acaso no podrán unírseles desempleados, los padres de los niños de la guardería ABC de Sonora, los padres de los hijos desaparecidos en la lucha anticrimen, intelectuales, disidentes, académicos, empresarios, maestras, líderes sociales y amas de casa? Si en verdad se desea promover un movimiento social que detenga el retorno del viejo régimen, los jóvenes tendrán que formar redes de apoyo con otros actores políticos y sociales. Definir el perfil del movimiento para hacerlo incluyente —o exclusivo— puede marcar el futuro de éste. Los jóvenes, por consiguiente, tendrán que tomar esta decisión en el corto plazo. Confiamos en ellos.

¡Peña y el PRI acabaron con las clases sociales!
Este irónico comentario es para decir que la marcha se caracterizó por la diversidad cultural y social. ¿Cuándo fue la última vez que Usted vio a estudiantes del Instituto Politécnico Nacional o de la Universidad La Salle coreando un goya? ¿O cuántas veces ha visto a jóvenes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) gritando, junto a sus pares de la Ibero, “la verdad nos hará libres”? En la marcha se podía ver que al lado de la joven con rastas y tambor, se hallaba el universitario bien vestido, con su suéter de marca en los hombros. Detrás de ellos compartía la misma manta un joven con su novio y pronto se les unió una mujer de mediana edad, con un letrero que decía “aquí vienen mis estudiantes, ahora si estoy orgullosa de ellos”. El antipeñismo y antipriísmo unió bajo una misma idea: no al autoritarismo y “el que no brinque es Peña”.
Aparte de la consciencia política —que fomenta y posibilita la democracia—, el orgullo de algunos marchistas también creció. Al paso del contingente de jóvenes, la gente común les aplaudía y les expresaba su admiración desde las ventanas de los edificios, desde el autobús de transporte público y el carro particular. Algunos ya ni se molestaban de que el tráfico era lento, “ojala esos jóvenes logren lo que se proponen”, comentó una automovilista. En el Paseo de la Reforma, se evidenció también el desfase generacional por medio de una cartulina de un hombre mayor que decía: “Los jóvenes están haciendo la tarea que los adultos no hicimos por cobardía y valemadrismo”. Algunos comensales de restaurantes salían también a vitorear a los manifestantes y al terminar la manifestación, aquellos que nos trasladamos en Metro fuimos recibidos con aplausos.
Sin proponérselo, el PRI, con sus añejas prácticas y el rostro de su candidato, unió a la gente con una sola meta: Que no se restaure el viejo régimen. Evitarlo requiere actuar con sentido de realidad; aún no somos los suficientes para detener la regresión pero tenemos 30 días para intentarlo por todos los medios legítimos y legales que nos brinda nuestra democracia.

® Derechos Reservados. Originalmente publicado en Campus Milenio (31/05/2012)

¡SOPAS! La nueva ley anti-internet nos afecta a todos

La Stop Online Piracy Act (SOPA) dista de ser una ley aislada que solo afecta cierto país o un sector determinado de la población en la red: compromete seriamente la naturaleza libre de Internet, y de aprobarse, es probable que la red como la conocemos no vuelva ser la misma.


Muchos estamos al pendiente de los peligros que emanan de este tipo de leyes que comienzan a aprobarse en todo el mundo, sin embargo, poco nos hemos detenido a pensar como, digamos en el mundo de la educación, podría afectarnos esta ley (o cualquier otra que se encuentre en el tintero) si es aprobada.
Pensemos en dos casos inmediatos: de entrar en vigor la ley SOPA, los proveedores de internet estarán forzados a espiar e-mails en búsqueda de enlaces y material no autorizado (lo cual representa espionaje directo y perdida selectiva de la privacidad); de cometerse violaciones, las cuentas de correo podrían ser bloqueadas, y los usuarios sospechosos podrían ser censurados. Imagina un ensayo que no haya citado un autor o que incluya enlaces “inapropiados”: adiós a la cuenta de correo del estudiante y del profesor que reciba este producto.
En las comunidades online (esas redes sociales colaborativas a las que casi todos pertenecemos) la ley es aún peor: la información se censurará si viola o hace uso indebido de propiedad intelectual, lo que implica no solo un monitoreo preventivo permanente en la red, sino la censura franca contra la expresión y las ideas. Con esto, Internet 2.0 y redes sociales como YouTube y Twitter dejarían de ser las mismas; muchos blogs desaparecerían, al igual que Wikipedia. A ese nivel.
SOPA quizás representa la primera de muchas leyes absurdas por venir que buscarán la censura y el bloqueo de la libertad a la información y expresión en internet. Gobiernos e intereses económicos tratan de trasladar el concepto bushiano de “guerra preventiva” a la red,  balcanizando este espacio virtual con la intención de evitar nuevos Julian Assange, nuevos Anonymous o quizás que la siguiente Primavera del Jazmín tenga lugar en Washington D.C o Nueva York. Nosotros por nuestra parte, no debemos ser pasivos frente a estos intentos de abuso a los derechos personales en la red. Internet representa quizás uno de los últimos espacios verdaderamente libres en el mundo actual, no lo perdamos. Ingresa a alguno los sitios dedicados a protestar contra la SOPA, y no dejemos al Big Brother orwelliano ganar: americancensorship.org

® Derechos Reservados. Originalmente publicado en Publimetro (26/01/2012)

El Lenguaje Tecnológico

El lenguaje no es solo un conjunto de códigos articulados que permiten a las personas comunicarse. En un sentido más amplio, es un fenómeno humano complejo y diverso. Es la estructura fundamental que determina la esencia y la conducta del hombre en sociedad.

El lenguaje es el conducto primario con el que compartimos vivencias emocionales o estéticas que nos dan espacio y ubicuidad: no es unitario ni universalista, responde a la condición humana, dándole la cualidad de ser lineal o multidimensional, concreto o etéreo. Es el instrumento para comunicarnos, informarnos y conocer la realidad.
No existe un lenguaje único. Nuestra realidad actual, signada por la pluralidad y la diversidad, ofrece espacio para que convivan múltiples lenguajes, sea de manera armónica (de forma complementaria) o en constante pugna (motivada por el poder y la búsqueda de la legitimidad entre ellos).
Como expongo en mi investigación: “El lenguaje tecnológico: un nuevo horizonte para el logro educativo y la inclusión social”, uno de los lenguajes que domina nuestra realidad, dadas las fuertes transformaciones producidas por las TIC, es el Lenguaje Tecnológico (LT de aquí en adelante).
El LT es un lenguaje de tipo formal e instrumental, producto del consumo de tecnología. Las personas se apropian de él en la medida que incorporan las TIC en sus vidas. Mientras más ‘conectado’ esté el sujeto con la tecnología, mayor será su dominio del LT; no extraña que los jóvenes (los llamados Nativos Digitales) sean quienes lo dominan con mayor precisión.
El LT no está escrito en ninguna lengua, su naturaleza es etérea. No obstante, conserva la esencia innata del resto de los lenguajes para construir y consolidar discursos, que combinados a escenarios socio-históricos, institucionales y marcos o modalidades de poder, permiten la generación e instauración de identidades.
En este marco, resulta importante comprender el impacto que el dominio del LT produce en la vida de las personas. Si bien el antes señalado estudio se centró en quién por factores diversos, no posee las condiciones de acceso o uso de la tecnología, este tópico es campo fértil para investigaciones e intervenciones diversas, esto con el fin de buscar la nivelación del terreno para todos en una sociedad cada vez más ‘conectada’ a lo tecnológico.

® Derechos Reservados. Originalmente publicado en Publimetro (14/3/2011).

domingo, 22 de septiembre de 2013

Redes Sociales y Formación Universitaria

El ‘boom’ de las Redes Sociales en Internet y el impacto que estas tienen, las han posicionado como un foco de atención para análisis y estudios sociológicos, psicológicos, antropológicos e incluso filosóficos. Por el contrario, en la educación hay una carencia de estudios al respecto.

En los últimos meses se ha realizado una investigación cuyo fin es reportar las actitudes de universitarios en la Ciudad de México respecto a la incorporación de las Redes Sociales en asignaturas de sus diversas carreras. Se seleccionó y entrevistó para esto estudiantes de universidades públicas y privadas de 18 a 22 años, usuarios de diversas redes (Facebook, Twitter, Tumblr). Algunos de los principales resultados se señalan a continuación.
-          Sobre los usuarios.
Todos los entrevistados llegaron a las RS durante el bachillerato. El 75% señaló que su arribo implicó un elemento de integración social, asociación y relación entre pares: una certidumbre “real” de la adolescencia trasladada funcionalmente a lo virtual. La identidad también se ha visto trastocada: más del 50% reveló que para ellos, existe una distinción entre su “yo” real y virtual, esto sugiere identidades fragmentarias, tema que da pie a interesantes discusiones sobre la mismidad y la otredad en los usuarios de estas redes.
Respecto a su formación universitaria y RS, la mitad de los jóvenes señaló incomodidad de que los profesores accedan a su información privada; sin embargo, 80% mostró optimismo e interés de usar las RS en las aulas.
-          Sobre los profesores y las instituciones educativas.
Los universitarios reportaron que muchos docentes, indistintamente de su edad, han venido integrando las RS a sus prácticas como complementos y reforzadores; no obstante también existe su opuesto radical: quienes no muestran interés o restan importancia al tema.
La brecha se da entre universidades públicas y privadas: los estudiantes de estas últimas reportan un mayor uso de las RS en el aula, mientras que jóvenes de instituciones públicas si bien dijeron utilizarlas, reclaman que su incorporación ha sido lenta, quedando muchas veces a voluntad del docente.
-          Conclusiones
En el nivel superior de estudios no existen resistencias marcadas, o falta de interés ni desprecio de estudiantes y docentes para capitalizar el potencial de las RS en las aulas; lo que ha fallado la lentitud del proceso, muchas veces fomentado por desconocimiento o menosprecio de estas plataformas tecnológicas, mismas que ofrecen un área importante a explotar educativamente hablando.
No debemos desaprovechar un entorno de tantas posibilidades que puede contribuir a lograr una educación más eficiente, ni en universidades, ni en ningún otro de los niveles educativos.

® Derechos Reservados. Originalmente publicado en Publimetro (6/12/2010)