Dedicado al Dr. Javier Prado Galán, un amigo y un maestro.
Desde hace más de una década,
la discusión educativa y social se ha centrado en los nativos y migrantes
digitales como protagonistas de la llamada Revolución Tecnológica. Sin embargo, estos grupos no
son los únicos en nuestra realidad: existen grupos vulnerables desde el punto
de vista tecnológico, que al no ser nombrados, son invisibilizados, descartados
y/o negados. Los marginados digitales son el mejor ejemplo de este fenómeno.
El mundo actual
sigue siendo un espacio de marginados digitales, más que de nativos o de
migrantes. La exclusión tecnológica que
persiste en la actualidad, es la principal razón de este fenómeno: las
diferencias en el acceso a dispositivos y servicios digitales entre los grupos
que integran a nuestras sociedades, se agudizan (como es común) con quienes
menos tienen. Indígenas, migrantes, refugiados o quienes viven en contextos de
alta marginación y pobreza, figuran entre los más afectados.
La profecía
tecnofílica de que “los desconectados” irían
desapareciendo conforme aumentara la demanda y bajaran los costos de producción
de Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), ha sucedido de una forma
más lenta de lo anticipado: los dispositivos y servicios digitales más
innovadores poco se han abaratado, dadas las prácticas monopólicas de la mayor
parte de los fabricantes de hardware y software en el mundo. Lo que es peor: en
muchos casos, la tecnología se ha vuelto una cuestión de élite, siendo el caso
de los Smartphones uno
de los más representativos. Si a esto sumamos que existen personas que no están
interesadas en las TIC, ni en conectarse al mundo digital, se dibuja entonces
un nuevo panorama para la discusión.
Pues seguir
considerando como migrantes digitales a
individuos o grupos que (por la falta de oportunidades o recursos para acceder
a medios o sistemas tecnológicos) ni siquiera han tenido la posibilidad de
adaptarse a las nuevas modalidades de interacción y comunicación digital, o que
no están interesados en ser parte del mundo tecnológico, resulta ser un grave
error.
Como se detalla
en el estudio “El Lenguaje Tecnológico: un nuevo horizonte para el logro
educativo y la inclusión social”, los marginados digitales son individuos y grupos sin oportunidades de
desarrollar (de manera efectiva) competencias digitales necesarias en nuestros
días. Su origen, como anteriormente se señala, puede ser diverso. La intención
de discutir la categoría de la marginación digital, señala el estudio, no se relaciona
con el interés estéril de “proponer más nomenclaturas” en el tema de las
identidades digitales. Más bien, este esfuerzo pretende visibilizar y destacar
la existencia de sujetos y comunidades que siguen siendo vulnerables desde el
punto de vista tecnológico.
Y es que la
brecha digital que produce esta marginalidad es, hoy por hoy, uno de los
factores de exclusión (educativa y social) más riesgosos que existen, dado que
limita la igualdad verdadera de oportunidades que puede desarrollar un sujeto,
y su acceso a parte de la información y el conocimiento que se construye y
comparte en el mundo contemporáneo. Esto último, teniendo en cuenta los sucesos
de los últimos años (la Primavera del Jazmín, los Indignado, los Occupy o
el movimiento #YoSoy132 en México), también puede llegar ser una
limitante para que los individuos se expresen y hagan valer otros derechos,
sean sociales o políticos.
Las personas que
tenemos acceso a dispositivos y sistemas digitales somos privilegiados, pues
poco menos de la mitad de los seres humanos del planeta tiene acceso real a las
TIC que tanto disfrutamos. Ante la responsabilidad que este privilegio implica,
todos podemos de alguna u otra manera, hacer que más gente acceda al contenido
y los conocimientos que la tecnología nos brinda: compartir gadgets que ya no
utilicemos, enseñarle por las tardes a nuestros padres o abuelos como utilizar
los teléfonos celulares o computadoras, o abrir nuestras redes domésticas
(quitándole la contraseña a nuestro wi-fi doméstico), son solo algunas de
tantas acciones que podemos llevar a cabo para hacer más cercano el mundo tecnológico y sus beneficios a más personas que nosotros.
En gran medida, también depende de ti disminuir el número de estos marginados.
* Originalmente publicado en Forbes México.